EL FMI ANTICIPA VENTAS MASIVAS EN ACCIONES, BONOS Y CRIPTOMONEDAS SI NO LLEGAN LAS "OPTIMISTAS" BAJADAS DE TIPOS

Los mercados están viviendo una auténtica fiesta. Desde que las expectativas de los mercados comenzaron a descontar las primeras bajadas de tipos de interés en EEUU y Europa, las acciones, los bonos y los criptoactivos se han revalorizado con fuerza. Es más, estos últimos, liderados por el bitcoin, han tocado máximos históricos. Sin embargo, el Fondo Monetario Internacional ha lanzado un mensaje de alerta: todas estas subidas de precios están basadas en unas expectativas que aún no se han materializado y que corren el riesgo de derrumbarse. El mercado es como una suerte de castillo de naipes que puede desmoronarse si la inflación persiste y los bancos centrales no empiezan a bajar los tipos de interés cuando los inversores esperan.

Tobias Adrian, Director de Asuntos Monetarios y Mercados Financieros del Fondo Monetario International (FMI), ha lanzado un aviso que no gustará a los inversores: "Si la inflación persiste, unas expectativas (sobre recortes de tipos) tan elevadas podrían derrumbarse, lo que podría conducir a una venta masiva de activos, desde bonos hasta acciones y criptoactivos".

De confirmarse este mal presagio, el Banco Central Europeo o la Reserva Federal de EEUU podrían verse forzados a romper los 'sueños' de los inversores y posponer las bajadas de tipos o incluso convertir esos recortes en nuevas subidas si algunos de los riesgos geopolíticos se materializan (guerra total entre Israel e Irán). Sin duda, este escenario desencadenaría una corrección masiva y correlacionada en los activos.

Además, esta caída en los activos generaría una reacción en cadena con consecuencias relevantes para los agentes económicos. En este escenario, como se señalaba anteriormente, las condiciones financieras se endurecerían con nuevas subidas de tipos en buena parte de los activos (deuda soberana, corporativa, préstamos a particulares), lo que dificultaría el crédito y el crecimiento de la economía, generando un lastre extra para la actividad. Los inversores y agentes endeudados se tendrían que enfrentar a pérdidas y refinanciaciones cada vez más costosas. Esta reacción en cadena podría tener un impacto en la economía muy superior al de la caída de las bolsas y los bonos.

Evitar los errores del pasado

Aunque los inversores lo están apostando casi todo a la flexibilización monetaria, hay elementos que pueden hacer dudar a los bancos centrales a la hora de comenzar a rebajar el precio del dinero, presumiblemente este verano. La banca central debe evitar cometer un error como el de los 70 cuando la flexibilización dio comienzo antes de que se hubiera vencido a la inflación. Este paso en falso dio vida a una inflación que volvió todavía con más fuerza, dando lugar a una década de precios descontrolados, crisis, caída de poder adquisitivos de las familias y tipos de interés nominales altos.

Por ello, el FMI pide prudencia a los bancos centrales ante algunos acontecimientos que dejan entrever que el 'monstruo' de la inflación aún no está muerto: "Dando un paso atrás, hay evidencia reciente de que la desinflación puede haberse estancado en algunos países y de que la inflación subyacente puede ser persistente en algunos sectores", señala la nota del FMI.

La desinflación se está estancando

"El estancamiento de la desinflación puede sorprender a los inversores que están cada vez más convencidos de que la batalla contra la inflación ya está ganada y que los tipos bajos volverán a prevalecer. En las economías que aún experimentan una inflación persistente y superior a la meta, los bancos centrales no deberían flexibilizar su política prematuramente para evitar tener que dar marcha atrás más adelante", advierte el experto del FMI.

"En algunos casos, la inflación subyacente ha superado las previsiones de los analistas durante meses consecutivos. Unas lecturas superiores a las esperadas podrían desafiar la narrativa de la última milla (de la inflación) y el optimismo relacionado de los inversores, lo que podría conducir a una revaloración de los mercados financieros y a una mayor volatilidad", asegura este experto en una nota publicada junto al primero capítulo del informe de estabilidad financiera.

La inflación vuelve a subir en varios países

Tras una desaceleración de los precios bastante coordinada a nivel mundial, ahora empiezan a aparecer ciertos signos de renovada fortaleza del IPC en algunos puntos de la economía y de la geografía: "La inflación ha divergido más recientemente entre países", advierten los expertos del instituto monetario. "Los datos en lo que va del año muestran que la inflación subyacente se aceleró en los últimos tres meses respecto a los tres meses anteriores en varias de las principales economías avanzadas y emergentes (República Checa, Francia, Alemania, Italia, Filipinas, Sudáfrica, Suecia, Reino Unido y Estados Unidos)", advierte Adrian.

En la misma nota también destaca otros factores que pueden ayudar a 'revivir' la inflación y, por ende, poner en peligro las esperadas bajadas de tipos en la eurozona, en EEUU y otras regiones que esperan este 'alivio'. Estos expertos señalan que la intensificación de las tensiones geopolíticas podría perturbar el transporte marítimo y la producción de energía (Irán es uno de los mayores productores de petróleo del mundo). El reciente ataque de Irán a Israel puede tener consecuencias mayores si el Gobierno de Benjamín Netanyahu decide contestar al ataque. La siguiente reacción de Irán podría tener como objetivo el cierre del Estrecho de Ormuz, una de las principales arterias comerciales del mundo por donde pasan alrededor del 21% de las exportaciones de crudo globales.

Los mercados no ven el peligro

Todo ello contrasta con lo que está ocurriendo en los mercados financieros. Pese a las caídas de los últimos días por el auge del riesgo geopolítico, las bolsas, los bonos y los criptoactivos acumulan revaloraciones notables. Sin embargo, estas subidas de precios están basadas en unas expectativas muy halagüeñas que dan por hecho un escenario sin sobresaltos, con una inflación a la baja y unos bancos centrales que ceden a las expectativas de los mercados. Cualquiera de estos factores o hipótesis puede fallar.

Una sorpresa desagradable con la inflación podría llevar a los bancos centrales a mantener o incluso subir los tipos de interés (un susto para los mercados que se pudo ver con plena claridad este fin de semana pasado tras el ataque de Irán a Israel que provocó el desplome de las criptodivisas). "En este escenario, las condiciones financieras se endurecerían en términos generales. Lo más inmediato es que algunos inversores afrontarían pérdidas sobre los activos que poseen, especialmente los inversores apalancados, cuyos rendimientos negativos se magnificarían", avisan los expertos del FMI.

"A nivel mundial, a los prestatarios les resultaría más difícil pagar la deuda, dados los mayores rendimientos de los bonos. Los prestatarios de los mercados emergentes suelen verse afectados desproporcionadamente en estas situaciones", señala Adrian.

Por ello, el FMI enfatiza en su misión de preservar la estabilidad financiera con este tipo de avisos y recomendaciones. Adrian pide a las instituciones que se preparen para lo peor por si acaso (siempre es mejor prevenir que curar): "Las autoridades reguladoras financieras deberían tomar medidas para garantizar que los bancos y otras instituciones puedan resistir los defaults y otros riesgos, utilizando pruebas de estrés, tomando medidas correctivas tempranas y otras herramientas de supervisión. Los reguladores deberían dar prioridad a la implementación plena y coherente de las normas prudenciales acordadas internacionalmente, en particular ultimando la introducción gradual de Basilea III".

Además, "los bancos centrales deben garantizar que los bancos tengan acceso a servicios de liquidez cuando sea necesario y estar preparados para intervenir tempranamente para abordar las tensiones de financiación en el sector financiero", sentencia el documento publicado por el FMI.

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