LETTA ABOGA POR SIMPLIFICAR REGULACIóN Y REDISEñAR IMPUESTOS PARA EVITAR QUE 300.000 MILLONES DE EUROS SE 'FUGUEN' DE EUROPA A EEUU CADA AñO

"El Mercado Único es producto de una era en la que tanto la UE como el mundo eran más pequeños, más simples y estaban menos integrados". Cuando Jacques Delors concibió y presentó esa idea revolucionaria, en 1985, la UE no existía, muchos de los actores clave de hoy aún no habían entrado en escena, Alemania estaba dividida en dos y la URSS era no sólo la gran amenaza, sino la gran alternativa. Hace 40 años, China y la India juntas constituían menos del 5% de la economía mundial, y nadie pensaba en los BRICS. En ese momento, el Mercado Único llegó para fortalecer la integración, "eliminando barreras comerciales, garantizando una competencia leal y promoviendo la cooperación y la solidaridad entre los Estados miembros". Facilitó la libre circulación de bienes, servicios, personas y capitales, mejorando la competitividad, pero hoy, ese mundo ya no existe y esos méritos ya no son suficientes.

La UE se está quedando rezagada a una velocidad inasumible, el ahorro se va al otro lado del Atlántico (hasta 300.000 millones anuales) y vuelve para comprar nuestras empresas. Se va a Asia y vuelve para controlar infraestructuras. Todos lo saben el continente, pero no hay reacción. El mercado único no puede ser sólo un factor técnico, sino que debe ser un catalizador geopolítico para una Europa que aspira a estar en la mesa donde se toman las decisiones. Estas ideas, y estas palabras, están en el corazón del esperado Informe Letta, el trabajo encargado por los gobiernos europeos al ex primer ministro italiano, Enrico Letta y que será presentado y discutido este jueves en el Consejo Europeo por los líderes.

El documento, a cuyo borrador ha tenido acceso este diario, no es el primero ni será el último, pero trae un mensaje fundamental: "para este mundo más grande, necesitamos un fuerte compromiso político para un nuevo marco que debe ser capaz de proteger las libertades fundamentales al tiempo que apoya una política industrial europea dinámica y eficaz. Para lograr estos ambiciosos objetivos, necesitamos velocidad, necesitamos escala y, sobre todo, necesitamos recursos financieros suficientes", exige Letta. Más empresas y más grandes, menos carga administrativa, menos burocracia innecesaria, proporcionalidad impositiva, más financiación, más integración, armonización, más interconexiones, un verdadero mercado de capitales y terminar con la fragmentación y las asimetrías, regulatorias, fiscales y territoriales.

"La Comisión ha realizado avances significativos en el ámbito de la fiscalidad de las empresas y la simplificación y la reducción de la burocracia. Las propuestas presentadas por la presidenta Von der Leyen significan un compromiso importante que debe perseguirse como prioridad absoluta en los próximos años. La brújula del nuevo Mercado Único debe enfatizar la importancia crucial de la proporcionalidad y la subsidiariedad, especialmente en el contexto de su marco regulatorio", se puede leer.

IMPULSO POLÍTICO IMPRESCINDIBLE

Hace 14 años Mario Monti ofreció sus ideas reformistas en un informe titulado "Una nueva estrategia para el mercado único. Al servicio de la economía y la sociedad de Europa", y en julio se espera que Mari Draghi haga lo propio con otro. Por ello, el principal objetivo de Letta, tras visitar 65 ciudades y dirigir 400 reuniones, es crear "un momento", un impulso, para evitar que el debate caiga en saco roto. Los estados son siempre reacios a los cambios, las transformaciones, sobre todo si son profundas, incluso en momentos de crisis. Pero la enfermedad está muy clara, el diagnóstico por escrito, y las recetas implican profundización, voluntad política y valentía antes de que sea demasiado tarde.

La introducción política del informe, cuya extensión final podría superar las 100 páginas si nadie lo impide, resume el gran problema: "La UE se enfrenta a una población cada vez menor y que envejece. En contraste con el crecimiento observado en otras regiones, la tasa de natalidad dentro de la Unión Europea está disminuyendo alarmantemente (...). Además, incluso sin considerar las economías asiáticas, el Mercado Único va por detrás del mercado estadounidense. En 1993, las dos áreas económicas tenían un tamaño comparable. Sin embargo, mientras que el PIB per cápita en EEUU aumentó casi un 60% entre 1993 y 2022, en Europa el aumento fue inferior al 30%", lamenta el documento.

Hace falta una sacudida de forma y fondo. Cuando el Mercado Único fue concebido se dejaron fuera del proceso de integración tres sectores "considerados demasiado estratégicos para que su funcionamiento y regulación se extendieran más allá de las fronteras nacionales: finanzas, comunicaciones electrónicas y energía", reprocha Letta. Entonces pensaron que priorizar el control interno sobre estas áreas serviría mejor a los intereses estratégicos, sin embargo, "los mercados nacionales, inicialmente diseñados para proteger las industrias nacionales, ahora representan un freno importante para el crecimiento y la innovación en sectores donde la competencia global y las consideraciones estratégicas exigen un rápido paso a escala europea. Incluso dentro del perímetro original, el Mercado Único necesita una revisión: en particular, la prestación de servicios dentro de la UE sigue encontrando barreras importantes que deben abordarse y eliminarse para desbloquear todo el potencial del Mercado Único", dice el informe.

EL DILEMA DE LAS AYUDAS DE ESTADO

El ex primer ministro italiano, que sabe que no puede ir demasiado lejos en sus aspiraciones, no puede recomendar nada parecido a Eurobonos o más deuda mancomunada, porque eso cerraría en banda a los países más frugales, mide sus pasos. Pero tampoco puede pasar por alto que las diferencias entre los socios con más músculo fiscal y menos se han acentuado y el riesgo de fragmentación amenaza al mercado. Dicho de otra forma: las ayudas de Estado han sido útiles durante la pandemia y las crisis posteriores, pero ha creado desequilibrios brutales entre Alemania y los ricos y el resto. "Una manera de superar este dilema podría ser equilibrar una aplicación más estricta de las ayudas estatales a nivel nacional y la expansión progresiva del apoyo financiero a nivel de la UE. En concreto, podríamos imaginar un mecanismo de contribución de ayuda estatal que exija a los Estados miembros asignar una parte de su financiación nacional para financiar iniciativas e inversiones paneuropeas", sugiere el documento que será debatido esta semana.

En su texto, Letta recoge muchas de las quejas y sugerencias de las organizaciones empresariales que, como la CEOE española, muy activa en la confección de este documento, defienden que la profundización de mercado interior es esencial para hablar de competitividad o de autonomía estratégica abierta. No se trata solo de eliminar barreras persistentes, si no de evitar medidas disuasorias, que no permiten que las empresas hagan pleno uso del mercado único (en especial, las pymes). Y de mejorar la implementación, porque una cosa son las normas sobre el papel y otra el día a día para las compañías y ciudadanos. Y España, a la cabeza de infracciones por no transponer las directivas, es un gran ejemplo.

Así, por ejemplo, además de una enorme simplificación, aboga por un Código Europeo de Derecho Empresarial que proporcione a las empresas lo que se conoce "un régimen número 28 para operar dentro del Mercado Único", que "abordaría y superaría directamente el actual mosaico de 27 regulaciones nacionales, actuando como una herramienta clave para desbloquear todo el potencial de la libre circulación dentro de la UE. "Ciertamente, si no se abordan estas cuestiones, el riesgo de desindustrialización del continente se convierte en una amenaza real. En el contexto global actual, Europa no puede ni debe ceder su papel como líder manufacturero a otros. A principios de siglo y durante gran parte de la década siguiente, el cambio fue ampliamente considerado como una opción factible e incluso beneficiosa. Sin embargo, ahora es evidente que esto ya no es así", avisa Letta.

Uno de los principales objetivos del nuevo Mercado Único debe ser hacer compatible la capacidad industrial europea con los objetivos de la transición verde y digital. En este esfuerzo, argumenta, el Mercado Único puede y debe desempeñar un papel fundamental. "La prioridad inicial debería ser movilizar capital privado, un paso crucial que sienta las bases para un marco financiero más inclusivo y eficiente, ya que es el área en la que la UE está más rezagada. La Unión Europea alberga la asombrosa cifra de 33 billones de euros en ahorros privados, predominantemente en efectivo y depósitos. Sin embargo, esta riqueza no se está aprovechando plenamente para satisfacer las necesidades estratégicas de la UE. Una tendencia preocupante es la desviación anual de alrededor de 300.000 millones de euros de los ahorros de las familias europeas de los mercados de la UE en el extranjero, principalmente hacia la economía estadounidense, debido a la fragmentación de nuestros mercados financieros", elabora a continuación.

UNA UNIÓN DE AHORRO E INVERSIONES

Este fenómeno pone de relieve una ineficiencia en el uso de los activos económicos de la UE. En este contexto, el Informe exige una transformación significativa: la creación de una Unión del Ahorro y la Inversión, desarrollada a partir de la todavía incompleta Unión de los Mercados de Capitales. "Al integrar plenamente los servicios financieros en el Mercado Único, la Unión del Ahorro y la Inversión pretende no sólo mantener el ahorro privado europeo dentro de la UE sino también atraer recursos adicionales del exterior", promete.

Para ilustrar las profundas limitaciones y contradicciones del Mercado Único, Letta usa el ejemplo del ferrocarril: es casi imposible viajar en tren de alta velocidad entre las capitales europeas, salvo el eje París-Bruselas-Amsterdam. En un continente tan pequeño y densamente poblado como el nuestro, que además ha apostado por la sostenibilidad medioambiental, lo natural sería que fuera posible sido viajar en tren, pero ni se puede ni se podrá a corto plazo, "ya que los planes operativos concretos siguen siendo meramente teóricos. Se trata de una profunda contradicción, emblemática de los problemas del mercado único". El continente ha desarrollado "rápida y eficazmente el sistema ferroviario de alta velocidad", pero a nivel nacional nada más. "Ni siquiera hemos conseguido conectar las tres principales capitales europeas: Bruselas, Estrasburgo y Luxemburgo", critica.

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