EL FMI ALERTA DE QUE UNA ESCALADA REGIONAL DE LA GUERRA EN GAZA PUEDE CAUSAR 'SHOCKS' QUE FRENEN EL PIB Y LA BAJADA DE LA INFLACIóN

El Fondo Monetario Internacional (FMI) advierte de que una escalada regional en la guerra en Gaza o un recrudecimiento del conflicto en Ucrania pueden perjudicar la lucha contra la inflación y el crecimiento de la economía mundial. Así se refleja en el último ejercicio de previsiones macroeconómicas que el organismo con sede en Washington ha publicado este martes.

El FMI ya incluyó esta advertencia en su anterior informe de previsiones, el primero que incluía una valoración de las consecuencias de la invasión israelí de la franja. Los expertos del fondo han optado por mantener su alerta, aunque hay que tener en cuenta que el documento de previsiones se cerró antes de que Irán bombardeara Israel el fin de semana pasado sin que se conozcan víctimas mortales.

A la espera de ver cómo responde Israel al ataque iraní y el alcance regional que pueda tener esta escalada, los economistas del FMI recuerdan que si el conflicto se desborda podría generar nuevos shocks de oferta. Cualquiera de las dos grandes guerras activas en estos momentos —Ucrania y Gaza— tiene potencial para volver a disparar los costes de los alimentos, la energía —en particular, el petróleo— y el transporte, sostiene el FMI.

Si esto sucede, la bajada de la inflación que se lleva observando desde hace meses podría interrumpirse. Esto obligaría a los bancos centrales del mundo a retrasar las bajadas en los tipos de interés que las familias y las empresas endeudadas llevan meses esperando. Estos dos factores se harían notar también en el crecimiento global, que se vería mermado. Si los conflictos se agravan, también podrían verse alterados los flujos comerciales de alimentos, energía o transporte, lo que generaría más volatilidad en los precios y dudas en negocios y consumidores.

Por el momento, el FMI ve que los riesgos generales que sobrevuelan sobre la economía mundial están equilibrados y contenidos. Y por el momento, parece que los mercados compran el relato. Los precios del petróleo —una materia prima estratégica para la que el Estrecho de Ormuz es un corredor clave— no han experimentado cambios drásticos tras el bombardeo iraní. El barril de Brent cotizaba este martes a 90 dólares, un 0,8% menos que el viernes pasado. Es cierto que el crudo cotiza ahora un 7,4% más caro que a comienzos de año, en parte por los recortes de producción decretados por la OPEP+ y también por el riesgo asociado a la guerra en Gaza.

Otros riesgos

Más allá de los peligros de las guerras para la economía, el organismo también advierte de que un descenso de la inflación más lento del esperado podría torpedear el crecimiento. Una recuperación débil en China o la aplicación de ajustes fiscales demasiado drásticos también podrían dar al traste con las expectativas. Sobre esto último, llama especialmente la atención el cambio de criterio del FMI respecto a cómo se gestionó la crisis financiera de 2008.

En esta ocasión, el organismo advierte que la experiencia de las economías del euro entre 2010 y 2015 ilustra cómo la preocupación por la sostenibilidad de la deuda puede provocar recortes de déficit excesivos que después acaban teniendo consecuencias negativas sobre el crecimiento. No deja de ser llamativo cuando precisamente fue el FMI junto a la Comisión Europea y el BCE (la troika) quien ejerció presiones a países como Grecia para que acometieran esos drásticos ajustes.

Los analistas del FMI han revisado ligeramente al alza sus expectativas de crecimiento para el mundo en 2024, que ahora estiman en un 3,2%, una décima más que lo que se esperaba en enero. Se trata de un ritmo de avance del PIB mundial lento para los estándares históricos, pero mejor de lo esperado en un contexto internacional convulso y en el que los tipos de interés están históricamente elevados en muchas regiones.

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