¿QUIéN PAGA LAS CUENTAS?: CóMO MANEJAN LAS PAREJAS SUS FINANZAS

“El dinero nunca fue un tema de fricción en nuestra pareja”, asegura Ana, de 26 años. Ella y su pareja Jaime llevan tres años juntos. “Al principio de la relación, al no convivir, no tenía sentido tener una cuenta conjunta. Era un poco ‘hoy pago yo, mañana pagas tú’”, explica a La Vanguardia. Hoy, después de tres años de relación y de haber comprado una casa juntos, comparten una cuenta para los gastos del día a día, y luego cada uno tiene sus cuentas personales. ¿Cómo se manejan las finanzas en pareja?

“Cuando las cuentas se complican, ya es un rollo. Por eso ahora tenemos una cuenta compartida, donde metemos la misma cantidad todos los meses y no hay que andar viendo quién ha pagado qué”, indica ella. Ana es responsable de comunicación en una institución y Jaime es empresario. Ellos ganan “prácticamente lo mismo”. Cada uno tiene su cuenta personal y de ahorro, y luego comparten una para todos los gastos cotidianos, como el pago de la hipoteca o del seguro del hogar.

La fórmula más habitual

Una cuenta para los gastos personales y otra compartida para los gastos comunes

A principios de mes, los dos aportan una cantidad fija de su salario a esa cuenta común. Luego cada uno gestiona la parte restante de su nómina como prefiera. Es decir, elige el monto que quiere destinar a ahorrar ese mes y lo pasa a su cuenta de ahorros personal. El resto, queda en su cuenta personal para usarlo en gastos propios del día a día.

“Hay gente que dice ‘qué más da, si el dinero es de los dos’...y sí, pero a la vez no, porque si yo quiero ahorrar más dinero este mes y gastar menos, y tú quieres gastar más y ahorrar menos, si solo tuviéramos una cuenta compartida, tendríamos un problema”, dice ella y añade: “Y si fuera al revés, si solo tuviéramos cuentas personales, sería un rollo ver a quién le toca pagar la compra esta semana. Sería muy complicado hacerlo totalmente equilibrado. Por eso pienso que esta fórmula es la mejor”.

Según un estudio de Mastercard de principios del año pasado, al ser preguntadas sobre la persona que actualmente asume los gastos en su hogar, la mitad de las españolas de entre 25 y 39 años indicaron que los comparte a partes iguales y un 23% que es otra persona la que asume la mayor parte de los gastos. “El total de españolas encuestadas que no viven en pareja aseguran que, si lo hicieran, les gustaría compartir los gastos con su pareja a partes iguales (93%) y solo un 5,5% expresa que prefiere que su pareja asuma la mayor parte”, apunta el estudio.

Se está abandonando aquello de ‘lo tuyo es mío y lo mío es tuyo’. Cada uno tiene su dinero propio en una cuenta personal

Pol GarófanoConsultor y divulgador financiero

“Con lo que más me encuentro es con que cada integrante de la pareja tiene su dinero propio en una cuenta personal, donde ingresan su sueldo y de donde salen sus ‘caprichos’”, y una cuenta conjunta para los gastos comunes, como el alquiler, las facturas y el ocio en común. En muchos casos se está abandonando el ‘lo tuyo es mío y lo mío es tuyo’”, indica el consultor y divulgador financiero, Pol Garófano Valls.

La psicóloga María Palau apunta que “Las parejas de hoy en día tienden a buscar un equilibrio entre la independencia financiera y la contribución conjunta a sus objetivos comunes. Lo más común que veo en consulta es que las parejas mantengan cuentas separadas mientras también tienen una cuenta conjunta para gastos compartidos”.

“Cuando nos vinimos a vivir aquí, cada uno tenía su propio dinero y su cuenta personal”, dice Malen, de 33 años. Ella es argentina y vive en Madrid junto a su pareja hace poco menos de una década. “Obviamente, compartíamos el alquiler y muchos gastos del coche, del supermercado... En un momento usábamos la app Splitwise, para ir llevando un registro e intentar hacerlo lo más equitativo posible, que fuera ‘hoy pago yo, mañana tú’...Pero en el resto de cosas cada uno se gestionaba por su cuenta”, explica.

Hoy, ya casados, con un hijo y otra en camino, llevan las finanzas de otra manera. “Empezamos a compartir una cuenta desde que tenemos la hipoteca. Hoy en día, nuestras dos nóminas ingresan a la misma cuenta, de la que los dos somos titulares. Todo nuestro dinero está ahí y eso al final es mucho mejor porque nos ayuda a llevar un registro a nivel familiar, a tener una planificación compartida”, indica Malen y añade: “Antes era una vida más independiente, ahora prácticamente todos los gastos son familiares, y asumimos que cada uno se puede dar algún gusto, quizás algún mes yo gasto más en ropa o él en salir a comer”.

Las finanzas de pareja son muy diferentes de novios que con una vida en común. Cuando están de novios, suele ser más estricto el pagar todo a medias, Bizum por aquí, Bizum por allá

Álvaro MorgadoCreador de contenido sobre finanzas en TikTok

“Generalmente, cuando no hay convivencia, cada persona de la relación administra su propio dinero. El compromiso y la convivencia suelen marcar un cambio significativo en cómo se manejan las finanzas en una pareja”, dice la psicóloga María Palau. La llegada de hijos -asegura- “intensifica aún más la necesidad de una gestión financiera conjunta y responsable, ya que se agregan nuevos gastos y consideraciones de planificación a largo plazo”. Para muchas personas, indica, el hecho de pasar de ver el dinero de una forma más individualizada a una más conjunta significa un reto a nivel emocional.

El creador de contenido en finanzas Álvaro Morgado, también observa que las parejas suelen manejar sus finanzas de distinta manera de acuerdo a la etapa en la que se encuentran. “Las finanzas de pareja son muy diferentes de novios que con una vida en común. Cuando están de novios, suele ser más estricto el pagar todo a medias, Bizum por aquí, Bizum por allá…Cuando se mudan juntos, suelen crear una cuenta bancaria compartida, ahorran para llegar a objetivos financieros y ven las finanzas como una planificación para construir una vida en común a largo plazo”, indica.

Los datos

Más de la mitad de las mujeres creen que ellas son menos independientes a nivel financiero

Según un informe de la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA) de finales de 2021, las dificultades económicas son el cuarto de los motivos más citados por los abogados de la asociación como causantes más habituales de separaciones. ¿Cuáles son los cortocircuitos más comunes que pueden generarse en torno a las finanzas? ¿Qué pasa cuando los dos no ganan lo mismo?

Las razones financieras más comunes por las cuales las parejas acuden a la consulta de la psicóloga María Palau, “suelen tener que ver con no saber afrontar la desigualdad financiera, no ponerse de acuerdo con los gastos compartidos, las deudas individuales y el tener formas distintas de afrontarlas, así como los estilos de vida de cada uno/a de los integrantes de la pareja”.

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La brecha de género persistente hace que, en parejas heterosexuales, la desigualdad en los ingresos no sea una excepción. Según el estudio “Mujer y Finanzas” de Mastercard, el 55% de las españolas consideran que las mujeres son todavía menos independientes económicamente que los hombres, por encima incluso de la media europea (50%). “La mayoría de las españolas asegura que esto se debe a que las mujeres asumen trabajos no remunerados (71%); ganan menos que los hombres (54%); deciden ser madres a tiempo completo y abandonan su carrera profesional (44%); o eligen depender económicamente de alguien más (11%)”, indica el informe. La mayoría de las mujeres encuestadas que afirman no ser independientes económicamente (un 66%), cree que nunca logrará serlo.

a la hora de decidir quién se quedaba con mi hijo, no hubo dudas: y ahí empezó una dependencia económica donde él pasó a pagar todo

Catalina (nombre ficticio)34

“Este es un tema muy sensible para mí, porque vino acompañado de una pérdida de confianza. Estuve mucho tiempo sin trabajar y sé que no se va a equilibrar en mucho tiempo, o nunca”, advierte Catalina (este no es su verdadero nombre), una arquitecta de 34 años. Ella y su pareja, un emprendedor en el sector de la hostelería de 35 años, están hace nueve años juntos.

“Al principio, ganábamos más o menos lo mismo. Teníamos una cuenta en Splitwise, donde poníamos el alquiler y todos los gastos. Mantuvimos durante muchos años el 50-50. Después me quedé sin trabajo y entré en una dinámica de trabajos mal pagados. Luego empecé mi propio emprendimiento y al principio obviamente no generaba lo esperado”, explica ella. Durante todo ese tiempo, pasaron del “50-50” a aportar lo que cada uno pudiera a la economía del hogar. “No era un porcentaje determinado, sino más un “lo que puedas”, dice.

Cuando su hijo entró en la ecuación, esto cambió. “Antes de ser mamá, yo pensaba que iba a poder seguir trabajando”, recuerda ella. Pero su trabajo, que implicaba pasar algunos fines de semanas fuera de Barcelona, no era compatible la crianza. Su pareja también trabajaba los fines de semana y por las noches. “Tal vez yo podía ganar más en esos fines de semana de trabajo intensivo que mi pareja pero, a la hora de decidir quién se quedaba con mi hijo, no hubo dudas. Un poco porque yo quería quedarme, pero también porque para mi pareja nunca fue una opción dejar su trabajo de esos días”, indica ella y añade: “Ahí empezó una dependencia económica donde él pasó a pagar todo. Y lo poco que yo podía ganar, lo invertía en pagar la cuota de autónomo y mantener las cosas para retomar el trabajo una vez que pudiera”.

Casi dos años después, pudo volver a incorporarse al mercado laboral. Catalina siente que difícilmente pueda equilibrarse la cantidad de dinero que cada uno aporta a la economía familiar, pero también que existe un desequilibrio en el reparto de los trabajos de cuidado no remunerados. “Durante el día, mi hijo está en la guardería, mi marido descansa y yo trabajo. Y por las noches, que es cuando podríamos repartirnos el cuidado, yo estoy sola, porque él trabaja”, explica ella. El hecho de volver a tener ingresos -explica- “hizo que ya no sienta tanto esa presión de la dependencia económica, que era un tema muy sensible y generaba problemas en la pareja. Estas peleas ya no surgen tanto como antes”.

El 49% de los españoles prefiere no decir cuánto dinero gana; y el 25% de los españoles prefiere no hablar de dinero con nadie

Estudio ING

¿Cómo recomiendan gestionar las finanzas los expertos cuando los ingresos de cada parte no son los mismos? La psicóloga María Palau explica la importancia de mantener siempre una comunicación abierta, honesta y respetuosa sobre el dinero que -asegura- “en muchas relaciones sigue siendo un tema tabú”. También, establecer objetivos financieros comunes, hablar sobre la forma de alcanzarlos juntos y comprometerse, sin dejar de respetar las necesidades individuales.

De acuerdo a un estudio de ING de mediados del año pasado, hablar de dinero puede resultar más incómodo que hablar de sexo. “El 25% de los españoles prefiere no hablar de dinero con nadie mientras que el 17% prefiere no hacerlo sobre sexo”, se indica, a la vez que se refiere que “El 49% de los españoles prefiere no decir cuánto dinero gana”.

Pero esa dificultad para hablar de dinero pareciera ser más grande fuera que dentro de casa. Según el informe, el 55% de los encuestados prefiere hablar de dinero con su pareja antes que con sus amigos y el mayor tabú pareciera ser hablar de dinero con compañeros de trabajo, ya que sólo 1 de cada diez refirió hacerlo.

“Cuando hay diferencias significativas en los ingresos, es crucial la comunicación y el acuerdo mutuo sobre la contribución de cada parte de la relación”, apunta el financiero Álvaro Morgado y señala: “No hay una regla sobre quién debe pagar las cuentas. Lo importante es encontrar un equilibrio que se sienta justo para todas las partes”.

“Se puede recurrir a los porcentajes”, sugiere el consultor financiero, Pol Garófano Valls, y explica: “Cada uno destina, por ejemplo, un 20% de sus ingresos a una cuenta en común y, aunque a nivel de números nunca van a ser los mismos, el esfuerzo de cada miembro de la pareja sí que será equitativo”.

Lo más importante -opina él- es la transparencia y “hablar las cosas con la pareja y llegar a un acuerdo en el que ambas partes se sientan cómodas, aunque en algunos casos se trate de una conversación incómoda”. Según observa, “un manejo saludable de las finanzas en pareja implica una visión conjunta, unos objetivos comunes, confianza mutua, un mínimo de educación financiera y ser realistas”.

Para Álvaro Morgado, “depende mucho de la etapa en la que se encuentres la pareja. Si llevan poco tiempo de relación debería ser independiente en el manejo de las finanzas, pagar todo a medias y empezar a hablar de dinero abiertamente. No creo que sea sostenible que una de las dos personas se sienta obligada a pagar la mayoría de cosas por cobrar más”. En la etapa “de vida en común”, recomienda empezar “a ver el dinero como un todo. No es que tú cobres 1.500 euros y yo 2.000 euros, es que los dos cobramos 3.500 euros. Creas un estilo de vida y objetivos parejos, siempre con algo de independencia para los caprichos de cada uno”. Él aconseja tener una cuenta común y asignar un presupuesto específico a cada categoría de gasto.

La psicóloga María Palau aconseja adaptar la contribución a los gastos basada en la capacidad de cada uno, siendo flexibles. “Una distribución rígida puede dar lugar a discusiones y emociones desagradables cuando las circunstancias financieras cambian. El manejo de las finanzas en pareja es un proceso dinámico que requiere adaptación, compromiso y comunicación continua”, dice ella.

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