Sí, SE PUEDEN CERRAR LOS 'PIERCINGS' DE LAS OREJAS PARA HACERLAS (AúN) MáS ESTéTICAS

Hace unas semanas María Pombo enseñaba en sus redes sociales su amada colección de pendientes 'vintage'.

En sus 'stories' mostró las particularidades de cada una de sus adquisiciones, donde destacaban algunos modelos que muchas veces luce en sus instantáneas públicas y que van con clip (quizá este sistema te recuerde a las maravillas que nuestras madres ostentaban en los años 80 y 90), lo que resaltó que le encantaba, ya que sentía que sus perforaciones estaban cada vez más dilatadas y que no descartaba operárselas...

Lo cierto es que chequeando sus últimas publicaciones podemos comprobar que la tendencia actual es que presente pendientes solo en los lóbulos (es decir, en los agujeros de siempre, vaya). Eso nos hizo preguntarnos sobre la posibilidad de cerrar los 'piercings' de las orejas.

Así que hemos preguntado a los que más saben sobre la materia para que nos arrojen luz ante tal el dilema y el Dr. Erik Castellar Nájera, cirujano plástico de Clínicas Dorsia, nos confirma que aunque “es un procedimiento que se realiza habitualmente, mucha gente desconoce qué procedimientos se pueden llegar a realizar”.

Las orejas tienen sus propias características. (Launchmetrics Spotlight)

Lo primero que debemos tener en cuenta son las particularidades de la oreja. El Dr. Ángel Martín, director médico de Clínica Menorca, afirma que “está formada por músculo, cartílago y piel compuesta principalmente por tejido areolar y adiposo. El lóbulo es sobre todo cartílago elástico, muy expuesto a la gravedad, ya que no está irrigado, lo mismo que sucede con la capa superficial, por eso es una zona en la que se suelen hacer perforaciones”.

Desde la Clínica Martín del Yerro Amselem añaden que la piel de las orejas es más delgada y menos elástica en comparación con otras partes del cuerpo. Resaltan que la presencia de cartílago subyacente y su particular vascularización “contribuyen a una cicatrización singular en esta zona”.

Los pendientes demasiado pesados pueden deformar las perforaciones. (Launchmetrics Spotlight)

La cara B de estas coordenadas es que con el paso de los años, los lóbulos van perdiendo definición, adelgazan… Y se pueden descolgar de un modo progresivo por llevar pendientes pesados, por accidentes causados por el impulso de tirar de ellos o al plegarlos mientras duermes, lo que se acompaña de la aparición de arrugas y de la dilatación del propio agujero, que puede hasta rasgarse.

Con este panorama de fondo, y tras el boom de años donde la máxima ha sido realizar infinidad de perforaciones, es posible que quieras reducir el número de las que ya presentas...

Cómo hacer desaparecer las perforaciones

El Dr. Martín nos explica que la cirugía de lóbulo de oreja, también llamada lobuloplastia, es un procedimiento reconstructivo donde no es preciso entrar en quirófano, ya que se realiza de manera ambulatoria con anestesia local, sin dolor alguno y suele durar 15-30 minutos, dependiendo de si hay que abordar una o las dos orejas. “Se trata de coser la zona afectada, cerrar el agujero, recuperar y equilibrar la forma”, añade el doctor, que insiste en que con el tiempo apenas se aprecia una leve cicatriz, por lo que en el planteamiento inicial del proceso se debe tener en cuenta tanto el tratamiento en sí como su curación.

Existen varias opciones para eliminar el rastro de un agujero... Lo ideal es que el doctor seleccione la más indicada. (Launchmetrics Spotlight)

En los casos más sutiles, cuando solo se presenta un alargamiento leve, provocado por la pérdida de elasticidad, existe una alternativa a la cirugía: el ácido hialurónico. Ya conoces las virtudes de este ingrediente, entre las que el doctor destaca la improbabilidad de que produzca alergias al encontrarse de forma natural en el organismo.

“Con pequeñas infiltraciones se consigue rellenar el agujero del lóbulo sin cirugía para reforzar el perímetro del orificio y recuperar su consistencia, volumen y firmeza”, apunta. Desde la Clínica Martín del Yerro Amselem añaden que es un procedimiento sencillo y casi indoloro, ya que se ejecuta con una aguja muy fina, se aplica una mínima cantidad de anestesia y provoca que “el lóbulo aparezca terso, recupere el almohadillado y su forma original”. Los expertos aseguran que es un tratamiento visible desde la primera sesión con un resultado que suele durar 12 meses, aunque es probable tener que realizar algún retoque.

No te preocupes por las marcas y presume de (cualquier) pendiente. (Launchmetrics Spotlight)

Si lo que buscas es actuar en los piercings de las partes menos blandas de la oreja, “se puede hacer una incisión para extirpar el canal de piel que recubre el orificio por el interior y suturar para restablecer la continuidad de los tejidos”, afirman desde Clínica Menorca. El secreto para que sea imperceptible es la elección del tipo de sutura, que es la utilizada en las cirugías infantiles.

Sin miedo a las cicatrices

El objetivo es, por supuesto, que se realice una sutura precisa que reduzca al máximo su aspecto, por lo que a nivel estético resulta primordial la elección de la técnica y la destreza del cirujano. Los profesionales de la Clínica Martín del Yerro Amselem recuerdan que en las primeras semanas es posible que la cicatriz se muestre enrojecida y ligeramente inflamada, pero lo identifican como una “parte natural del proceso de curación”.

Con el fin de minimizar los efectos, y dentro del protocolo de cuidado, es posible que recomienden “el uso de apósitos específicos y la aplicación de cremas” hasta lograr que la marca, poco a poco, se vaya desvaneciendo. En este procedimiento influyen varias variables como son “la genética, la edad y la capacidad de curación individual”.

Modus operandi post intervención

Tu vida no se frena tras el procedimiento a excepción de que, temporalmente, te olvides de los chapuzones en piscinas o en el mar. Eso sí, si te arrepientes o quieres hacerte unas nuevas y renovadas perforaciones una vez que “haya cicatrizado por completo, habrá que esperar alrededor de un mes, siempre bajo previa revisión y diagnóstico del cirujano”, recuerda el Dr. Ángel Martín.

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