EL RIESGO POLíTICO ABSORBE TODA LA ATENCIóN DE LA REUNIóN DE PRIMAVERA DEL FMI

El organismo vive con preocupación la vuelta del nacionalismo proteccionista en Estados Unidos si Trump es reelegido.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) comienza hoy su reunión de primavera en un ambiente de tranquilidad económica y crisis política. La tranquilidad procede del hecho de que la economía mundial sigue creciendo a buen ritmo, y las asignaturas pendientes que sigue arrastrando - como la persistentemente alta inflación en Estados Unidos y el escaso ajuste presupuestario en ese país y en China - no parece que vayan a poner a la economía mundial contra las cuerdas en los próximos meses.

La crisis viene del hecho de que cada día hay más conflictos, más descoordinación económica a nivel mundial y más política industrial, algo que el Fondo, con dureza inusual, ha condenado, poniendo como ejemplo a, precisamente, sus socios más importantes: Estados Unidos, China, la UE y Japón. A eso se suma algo de lo que ningún funcionario del Fondo no va a hablar en público no bajo tortura, pero que preocupa, y mucho, al organismo: la posibilidad de una victoria de Donald Trump en las elecciones del 5 de noviembre de Estados Unidos. El nacionalismo extremo del candidato republicano podría significar el final en la práctica de la OTAN, y un recrudecimiento todavía mayor de las políticas proteccionistas que el mundo lleva viviendo desde hace casi una década.

Porque, para el FMI, política industrial equivale a proteccionismo aunque, de nuevo, la organización no lo diga. Pero no hay más que escuchar a Era Dabla-Norris, la 'número dos' del Departamento de Política Fiscal del Fondo, que la semana pasada afirmó en rueda de prensa que "la política industrial para favorecer la innovación no debe ser vista como una varita mágica para mejorar el crecimiento económico". Dabla-Norris insistió en que "tener una política industrial correcta puede ser difícil, y hay muchos antecedentes que recomiendan cautela por el crecimiento negativo [que generaron] o por sus consecuencias negativas a otros países". Traducido: la política industrial a menudo no es más que una forma de proteccionismo, que hace que otros países reaccionen de manera similar, con lo que se entra en un círculo de subvenciones al que pueden seguir las devaluaciones competitivas, para hacer las exportaciones de un país más baratas que las de sus rivales.

Todo eso apunta a la razón de ser del Fondo, que es una institución que basa su existencia en la apertura del sistema económico y financiero internacional y en la cooperación entre los países. Si gana Trump, además, el principal accionista y único miembro cpn derecho de veto del FMI, Estados Unidos, habrá abrazado todas esas líneas de actuación: la política industrial - no solo para mantener la primacía tecnológica estadounidense frente a China, sino simplemente salvaguardar puestos de trabajo y, con ellos, votos - el unilateralismo extremo, y el rechazo a todas las instituciones internacionales, empezando por el FMI, por "globalistas". El resultado podría ser una vuelta a los Años Treinta, cuando los países adoptaron masivamente políticas proteccionistas que agravaron los problemas del crash de Wall Street de 1929 y convirtieron una crisis financiera en EEUU en la Gran Depresión.

El ataque de Irán a Israel y la amenaza de ese segundo país de contraatacar ha roto en buena medida los planes del Fondo de debatir las amenazas geopolíticas de manera discreta. La posibilidad de una ruptura del suministro de petróleo d Oriente Medio, de un victoria de Rusia en Ucrania, o de un bloqueo de China a Taiwán son cada vez más reales y, al paso al que va el mundo, ya no pueden ser debatidas entre bastidores. La cumbre de primavera del FMI, así, va a ser la cumbre de geopolítica del FMI.

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